La Orquesta Sinfónica de Salta celebra esta temporada los 20 años de su creación. El primer concierto será hoy, en el Teatro Provincial, con la interpretación de la Sinfonía Nº 6 “Patética” de Tchaikovsky. Entrada gratuita.
La Orquesta Sinfónica Salta, bajo la batuta de su director titular Noam Zur, dará inicio a la temporada que este año celebrará el 20º Aniversario de su creación. Por ese motivo, el concierto apertura de esta noche, será con entrada gratuita.
En la ocasión, se interpretará: Danza Bacanal de Samsón y Dalila, de Camile Saint-Saëns; y la Sinfonía Nº 6 “Patética” de Piotr Ilyich Tchaikovsky.
Así dará inicio una Temporada que promete novedades y una programación que continuará optimizando el crecimiento musical y artístico de la Orquesta sin perder de vista al público, a fin de aumentar su convocatoria tanto en el teatro como en espacio alternativos de la ciudad y la provincia.
Sobre las obras
Bacanal de “Samson y Dalila”
Camille Saint-Saëns, compositor, pianista, organista, inspirado maestro y promotor de la música de sus contemporáneos, fue además un avezado viajero y talentoso escritor. Por si fuera poco, a todo ello sumó una celosa dedicación a disciplinas varias como la astronomía, la arqueología, la filosofía e incluso las ciencias ocultas.
Sin embargo, cuando en 1867, en la treintena, presentó ante un reducido grupo de oyentes el proyecto para su segunda ópera (la primera, por entonces todavía sin estrenar), la pequeña audiencia se negó a creer que el maestro pudiera llevar a las tablas con éxito un asunto de carácter abiertamente bíblico.
La obra del disenso, Samsón y Dalila, ópera en tres actos, está efectivamente basada en un episodio del Antiguo Testamento, concretamente en los capítulos 13 a 16 del Libro de los Jueces, que narra la historia de un conflicto entre hebreos y filisteos, que tiene lugar en Gaza, ni más ni menos.
La idea original de Saint-Saëns era la creación de un oratorio. Fue su libretista, muy ocasional por cierto (el joven esposo de “una pariente mía”, que escribía versos) quien le convenció de su potencial teatral.
Pero la idea debió esperar, hasta 1875, cuando el maestro presentó el Acto Primero en un concierto que no entusiasmó a nadie. Franz Lizt, ferviente admirador del proyecto, le declaró su público apoyo, y Saint-Saëns logró finalmente terminarlo en 1876. Gracias a los buenos oficios del maestro húngaro, la obra completa pudo ser estrenada en Weimar al año siguiente.
Pero hasta ese momento, los parisinos permanecían fríos y distantes. No fue sino hasta 1892 que la Ópera de París montó el espectáculo completo, que poco a poco se ganó su público, hasta convertirse en la ópera más longeva de las trece que compuso el maestro.
La Bacanal
La descocada celebración con origen en las fiestas en honor del dios Baco (o Dionisio) se ubica al comienzo del Acto Tercero. En el templo, los filisteos preparan una celebración en gratitud por el apresamiento del líder hebreo, que no es otro que Sansón, a quien la sensual Dalila ha cortado el cabello, la fuente de su poder.
Los filisteos se entregan a una frenética danza, ignorantes de que a Sansón le está creciendo nuevamente el cabello, con lo que recobrará su poder dentro de poco, para finalmente destruir el templo con sus brazos. Pero mientras tanto, los filisteos celebran, y danzan.
Sinuosas líneas melódicas de carácter “oriental”, o “exóticas”, acompañadas por una exuberante percusión, conducen la danza, de poco menos de siete minutos de duración.
Sinfonía Nº 6 en si menor “Patética”
Piotr Illich Tchaikovsky fue un compositor ruso cuya obra se enmarca dentro del Romanticismo europeo, pese a haber sido contemporáneo del Grupo de los Cinco (máximos exponentes del nacionalismo ruso).
En su época fue muy laureado, tanto en su país como en el resto del mundo. Además, varios críticos entre ellos el compositor francés Saint-Saëns, lo declararon el más genial de los compositores rusos.
El final de su vida, sin embargo, es bastante incierto. Una teoría bastante aceptada hoy en día sugiere que alguien descubrió su homosexualidad y envió una carta al zar. Por ello, fue juzgado y condenado: debido a su popularidad y para preservar su nombre y el de Rusia, debía suicidarse.
Tras esto, compondría su Sinfonía No.6 en si menor, Patética, Op.74, la cual adquiere un nuevo significado a la vista del hecho anterior. Acerca de ella, Tchaikovsky escribió:
La quiero como no he querido nunca a ninguna de mis partituras… No exagero, toda mi alma está en esta sinfonía.
Además, esta obra contiene notas enigmáticas. En el primer movimiento escribe: «Quejas, dudas, lamentos y reproches contra xxx»; en el siguiente «… ¿Tengo acaso que echarme en brazos de la fe?». Otra indicación sugiere que se trata de una «total entrega al destino… al insondable decreto de la Providencia».
Toda la sinfonía representa el final de una vida, una lucha inútil contra una muerte inexorable. Las melodías descendentes se suceden una tras otra en una decadencia paulatina, mientras el hilo conductor, ese «motivo del destino», esa apoggiatura desgarrada, va reapareciendo en cada movimiento para acercarnos un poco más a lo inevitable. La obra acaba en un decrescendo casi infinito, hasta que el último eco de sonido se extingue.
La obra se estrenó a finales de octubre de 1893, dirigida por el propio autor. El 6 de noviembre murió, a la edad de 53 años. El zar ruso declaró: «Tenemos muchos duques y barones, pero un solo Tchaikovsky».