La ciudad de Carlos Casares, ubicada al oeste de la Provincia, homenajea a los colonos judíos que se afincaron en sus tierras y sembraron girasol por primera vez en la zona. De esta manera, abrieron el camino para la producción de la semilla en territorio bonaerense.

Se trata de una celebración que se extiende durante varias noches del mes de febrero y recibe un multitudinario público, proveniente de las localidades de la región, para participar de la bendición de la semilla, la presentación de las postulantes a reinas del partido, la “Noche de luna”, las ferias de artesanos y productores, y los diferentes espectáculos artísticos.

Los pioneros utilizaban el girasol como complemento de su alimentación y también para engordar a las aves de corral. En aquel tiempo, cosechaban y trillaban a mano, método que finalizó con la mecanización a partir de 1920.

La oleaginosa, que es una planta nativa de América, utilizada por los pueblos originarios como alimento y pigmento para tinturas, fue llevada a España por el médico y botánico Nicolás Monardes en 1569, quien estudió sus propiedades curativas y nutricionales. 

La semilla volvió a estas tierras de las mano de los colonos judíos y por ese motivo en 1962 bajo el Decreto N° 6796 se instruyó con carácter de Nacional a la Fiesta del Girasol y se estableció oficialmente su sede en la ciudad bonaerense de Carlos Casares.

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