Por: Claudia Schall

Varias mujeres en la historia de la provincia han luchado por conseguir su propio espacio, destacándose en diversos sectores de la cultura, así como en el desarrollo político, institucional, social y económico de sus lugares de origen. En áreas de predominio masculino, gracias al esfuerzo y tenacidad de cada una de ellas, marcaron un antes y un después en la historia.

En este marco, cabe destacar el protagonismo de Procesa del Carmen, quien ocupa un lugar preponderante en la historia de nuestra provincia. Nació el 22 de agosto de 1818, siendo hija de Paula Zoila Albarracín y José Clemente Cecilio Sarmiento. Fue la menor de quince hermanos, entre ellos Domingo Faustino.

Emigró a Chile en 1842 y, un año después, se trasladó a Santiago para tomar clases con el renombrado pintor francés Raymond Q. Monvoisin. En el país vecino, junto a su hermana Bienvenida, fundó la escuela “San Juan y Santa María,” aunque la comunidad bautizó el establecimiento como “Colegio de las Sarmiento.” En 1850 se casó con el ingeniero francés Benjamín Lenoir, con quien tuvo dos hijas: Sofía y Victorina.

Regresó a la provincia en 1868, y fue profesora de pintura en la Escuela Superior de Niñas, hoy conocido como Colegio Santa Rosa, donde ella misma había estudiado dibujo. En 1878 fue elegida presidenta de la Sociedad de Beneficencia, y ocupó otros cargos en la sociedad civil a lo largo de su vida.

La docencia también fue una de sus facetas; ejerció como maestra de educación primaria, una vocación que era una tradición familiar. En 1850, junto a Benjamín Franklin Rawson y Domingo Faustino Sarmiento, impulsó una colección de arte que hoy constituye la base del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson.

Además, desarrolló su vocación artística pese a las limitaciones culturales de la época y gracias a su tesón. Es considerada la primera mujer pintora de Argentina, y sus obras se destacan principalmente por la práctica del retrato. Entre sus retratos figuran los del presidente Manuel Montt, el escritor Juan María Gutiérrez, el general Juan Gregorio de Las Heras, Raymond Monvoisin, Vicente Fidel López y Mauricio Rougendas.

También realizó miniaturas y algunos cuadros de paisajes, flores y motivos religiosos, y trabajó diversas técnicas como el lápiz, la tinta china, la pintura al óleo, la acuarela y técnicas mixtas. Sus obras fueron expuestas en múltiples muestras, tanto en la provincia como en otros sitios de Argentina, como el Salón de Pintura de San Vicente de Paul (1902) y la exposición “Pintores Sanjuaninos de 1860 a 1900” organizada por la Escuela Normal de San Juan en 1969. Uno de sus últimos cuadros fue “La Virgen del Perpetuo Socorro,” venerada en la Iglesia de Santo Domingo.

Falleció el 15 de septiembre de 1899 a los 81 años. Sus restos descansan en el panteón de la familia Sarmiento Albarracín.

Hoy, Procesa sigue siendo un faro de inspiración para mujeres que, en medio de la adversidad, luchan por ejercer sus derechos y expresar su esencia en la comunidad. Ella se rebeló ante las imposiciones culturales y logró atravesar barreras físicas y sociales, poniendo sus virtudes al servicio de la sociedad.

por Claudia Schall

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