Balnearios ocultos entre las sierras, altas barrancas, caídas de agua gigantes y uno de los pocos nidos de cóndores de toda la región. Son algunas de las maravillas del Valle de Punilla, un área de Córdoba repleta de tesoros naturales y otros secretos por descubrir.

Situado entre las Sierras Grandes y las Sierras Chicas, en el centro oeste de la provincia de Córdoba, el Valle de Punilla cuenta con algunos de los centros turísticos más importantes de la provincia. También, posee un sinfín de pequeños destinos menos conocidos, caracterizados por paisajes de ríos y arroyos, abundantes cascadas y otros fenómenos de la geografía y la vida silvestre.

Las aguas cristalinas de Mayu Sumaj

Ingresar a Mayu Sumaj es adentrarse en caminos de árboles de mora. Es sentir el carácter primaveral del pueblo en compañía de los vistosos macetones que alegran las calles de su bulevar principal. Es, por sobre todo, descubrir uno de los rincones más llamativos que esconde el Valle de Punilla.

Situado a 45 kilómetros de Córdoba Capital, este destino resulta ideal para dejarse llevar por la curiosidad. Con esa intención, se pueden conocer prodigios como el Algarrobo Histórico, que tiene más de 200 años, según relatan los primeros habitantes del lugar.

Mayu Sumaj significa “río lindo” en lengua quechua. El nombre del pueblo alude a las aguas cristalinas del río San Antonio, ideales para sumergirse o practicar natación. Su orilla es accesible desde balnearios como Los Cajones, El Playón, López y Bomba.

También, vía La Cascada, que posee una gran olla situada por debajo de un salto de agua. O a través de Playa de las Sierras, que destaca por su vista privilegiada de las formaciones naturales de esta región.

Los acantilados de Bialet Massé

Bialet Massé es otro de los rincones más interesantes para descubrir en el Valle de Punilla. La ciudad muestra con orgullo su Horno Histórico, construido por el propio Juan Bialet Massé a fines del siglo XIX, con la meta de producir los materiales que luego serían utilizados en la construcción del Dique San Roque.

Entre sus atractivos geográficos, sobresalen las Barrancas Bermejas, también conocidas como Los Labios del Indio. Estos acantilados se crearon a partir de la acción erosiva del Río Cosquín sobre las laderas de las Sierras Chicas.

Las barrancas son visibles desde varios kilómetros, y accesibles fácilmente desde el centro de la localidad. Además, en el área del precipicio, es posible divisar loros barranqueros, una especie bulliciosa, que llama la atención de los más chicos que la visitan.

Otro de los puntos imperdibles de Bialet Massé es la Capilla San Plácido, que es la única iglesia del mundo dedicada a este santo. Su estilo neogótico irrumpe ante un paisaje repleto de árboles y flores autóctonas.

Quienes se encuentran con esta construcción blanquecina se sorprenden por sus llamativas formas, que representan una mano que señala al cielo. El templo fue edificado íntegramente sobre un tanque australiano, por eso se puede percibir el agua al acceder a su interior.

Los cóndores de Tanti

En Tanti, se encuentra la Reserva Cerro Blanco. Se trata de un espacio de 400 hectáreas repleto de formaciones prehistóricas de granito. En sus extensiones, es posible apreciar algunas de las vistas más bonitas del Valle de Punilla, además de recorrer cuevas, playas de arena, cascadas y ollas.

Uno de los tesoros naturales de la zona son los cóndores, que se dejan ver a la distancia, entre quebradas, arroyos y los altos paredones que rodean al río Yuspe. Un dato fundamental es que Cerro Blanco tiene uno de los pocos nidos activos de esta especie en toda la provincia. Allí, además, se pueden divisar águilas mora, halcones, picaflores cometa y jotes.

Otro de los puntos de interés prácticamente ocultos de Tanti son sus balnearios, entre los que se encuentran El Diquecito, La Isla, El Remanso, La Olla y Los Árboles. En tanto, la Cueva de los Helechos sobresale por su sereno paisaje de vegetación y sierras, donde abundan los cursos de agua que caen y generan grandes piletones.

Por último, vale destacar la Cascada Los Chorrillos, que con 110 metros de altura se convierte en la más alta de todas las sierras cordobesas. Esta formación se encuentra en un territorio tapizado por falsos pimenteros y cactus. Allí, habitan un sinfín de aves autóctonas y reptiles como el lagarto overo, por lo que el área se presta a realizar excursiones de exploración para descubrir estos y otros llamativos representantes de su vida natural.

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