Islas misteriosas, un río escondido en las profundidades y las sorpresas que ocultan las aguas caribeñas. Cómo recorrer en México las maravillas naturales que inspiraron a los mayas.
La Reserva de Sian Ka’an
Adentrarse en los caminos de Sian Ka’an es percibir los aromas que inspiraron a una cultura milenaria. Avanzar por senderos planos hacia tonalidades inesperadas de verde, bajo la sombra de árboles guayabillos, sobre relieves de piedra caliza y entre los demás tesoros de su vida autóctona.
Es sentir la mirada curiosa de sus habitantes naturales, como los monos araña, que observan a los exploradores desde las copas de aquellos especímenes, o de entre las ramas de otros raros ejemplares, como las nolinas despeinadas.
Es, también, disfrutar del canto de unas 300 especies de aves. Dejarse llevar por su sinfonía y la abrupta participación de los monos aulladores, que añaden una capa de tonalidades enigmáticas sobre la banda sonora principal.
Parte de la selva Maya, la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an ocupa más de 500 mil hectáreas y es hogar de este género de primates caracterizado por sus intensos alaridos. Se trata de un sonido audible hasta a dos kilómetros, generalmente durante la salida o la caída del sol.
Acceder a este manto verde también permite conocer otros de sus atractivos ocultos. Allí, predominan los llamativos petenes, un tipo de isla formada por masas de árboles distribuidas entre pantanos, con sus raíces arraigadas entre hierbas.
En pocas palabras, descubrir los prodigios de la selva de Sian Ka’an representa comprender por qué los mayas la consideraban una “Puerta del Cielo”, que es el significado de su nombre en la lengua tradicional.
Las profundidades de Río Secreto
Mientras que las tonalidades azulinas del Caribe y los verdes infinitos de Sian Ka’an representaban el paraíso, Río Secreto era el misterioso y radiante mundo subterráneo o “Xibalbá”. Una de las maneras más sencillas de vivir ambas experiencias es a través de las opciones que brinda la hotelería local.
En la región, por ejemplo, UNICO 20°87° Hotel Riviera Maya propone tours guiados hacia la selva Maya y las profundidades cristalinas de este curso de agua. Dentro de aquella cosmovisión, tales formaciones resultaban ideales para desarrollar rituales de transición.
El mismo espíritu parece evocar la ceremonia de bienvenida al área. Allí, un sacerdote rocía a los recién llegados con el humo que desprende la típica quema de copal, una resina comúnmente utilizada como ofrenda en la cultura local.
El descenso a Río Secreto requiere diversos cuidados en favor del ambiente. Por eso, al comenzar la travesía, es necesario cambiar de vestimenta y ducharse sin productos de origen químico. El lugar cuenta con diferentes opciones para facilitar estas tareas.
Una vez dentro del sistema de cuevas, es posible elegir entre recorridas acuáticas o caminatas. En cualquier caso, se puede disfrutar del carácter onírico que evocan las figuras formadas por las estalactitas y estalagmitas que dominan el paisaje.
A medida que se avanza hacia la oscuridad plena, los túneles dejan de ser ese lugar en apariencia solitario para convertirse en un mundo vibrante. Allí, en las entrañas de la tierra, la vida se abre camino entre las raíces de los árboles y en compañía de sus curiosos habitantes, completamente adaptados a la falta de luz.
El Gran Arrecife Maya
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Otro de los tesoros naturales más impresionantes de la región es el Gran Arrecife Maya, donde un sinfín de ejemplares de peces vive su vida entre barcos hundidos, cañones y cuevas submarinas, otorgándoles a estos ambientes una tónica multicolor. Se trata de otra atracción accesible desde las experiencias que ofrece el resort de la cadena RCD Hotels.
Formada por más de 65 especies de corales pétreos, esta estructura subacuática de 300 kilómetros también es hogar de tortugas marinas como laúd, carey, verde y caretta, así como de los manatíes del Caribe. Las simpáticas piruetas que realizan estos mamíferos suelen convertirse en un recuerdo destacado para los visitantes de la región.
Frente a esta formación, se encuentra el Castillo de Tulum, otro punto destacado del área. La tradición local asegura que los marineros mayas se valían de las señales luminosas emitidas desde este antiguo puerto mercante para sortear los peligros de navegar sobre el Gran Arrecife.
Desde sus muros, hoy en día, también se pueden divisar los distintos grupos de mantarrayas que atraviesan las costas caribeñas y acompañan a los viajeros en sus aventuras submarinas.
Es que, en el Gran Arrecife, es posible sumergirse mediante prácticas de snorkel para bucear entre estatuas, vehículos y otras esculturas imposibles. También, entrar en contacto con la biodiversidad más sorprendente que puede ofrecer esta milenaria maravilla natural.