Estos frutos provienen del “triángulo del café” colombiano, un lugar único en el mundo donde los cafetos crecen fuertes entre algunas de las palmeras más altas que puedas ver. Es una zona de difícil acceso que se encuentra entre las montañas de Quindío, Risaralda y Caldas. Precisamente por las especiales condiciones de este terreno, por el clima y porque los colombianos llevan décadas perfeccionando su técnica, el café de esta región es uno de los mejores que se pueden degustar. Y eso que la planta no es originaria de aquí, sino que viene de África, de la antigua Abisinia situada en lo que hoy conocemos como Etiopía.

Los frutos del café tardan meses en madurar. Y a medida que lo van haciendo cambian su color del verde brillante al rojo oscuro. Cuando alcanzan esa tonalidad ocre, están listos para su cosecha. Una vez se han recogido, hay que deshacerse de todo lo que rodea a la semilla, porque es el grano lo que más tarde tostaremos para preparar la infusión.

Hoy es el Día Internacional del Café, la bebida más popular de todo mundo. Sólo en Colombia da trabajo a más de medio millón de familias que se dedican a plantarlo y cosecharlo para que luego pueda acabar en tu mesa. La mayor parte de ellas forman parte de la Federación Nacional de Cafeteros, una organización fundada en 1927 que, gracias a un producto de calidad y una extraordinaria visión del marketing, hizo del café colombiano un símbolo en todo el mundo. Esa popularidad se la debe, en parte, a la figura de Juan Valdez, que nunca existió a pesar de que muchos lo consideran un personaje real. Hoy la Federación de Cafeteros defiende además un comercio justo para garantizar una economía sostenible.

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