Este pequeño poblado ubicado a 22 kilómetros de Chajarí también invita a recorridos por un casco urbano pulcro donde se destacan edificios centenarios, un museo, campings, sitios de increíble belleza para pescar y hacer actividades náuticas y la imponencia de las mejores vistas del lago Salto Grande.

Santa Ana, en el sudeste de Entre Ríos y con apenas 600 habitantes, se presenta como un destino ideal para motorizar el turismo interno y de cercanías tras la pandemia de coronavirus por sus atractivos naturales, sus playas sobre el río Uruguay y por la posibilidad de disfrutar del Turismo Rural, entre otras actividades.

Este pequeño poblado ubicado a 22 kilómetros de Chajarí también ofrece recorridos por un casco urbano pulcro donde se destacan edificios centenarios, un museo, campings, sitios de increíble belleza para pescar y hacer actividades náuticas y la imponencia de las mejores vistas del lago Salto Grande.

Este espejo de agua de 78 mil hectáreas sobre un paisaje de llanuras, lomadas y ondulaciones de suelo arenoso y con un clima subtropical cálido, es el atractivo saliente de este pueblo rural porque permite disfrutar de los arroyos Sauce, Santa Ana y Mandisoví Chico, de hermosas playas, de la pesca y de varias actividades náuticas.

El director de Cultura y Turismo de Santa Ana, Luis Vago, señaló a Télam: “Ya contamos con los protocolos sanitarios para recibir al turismo” y dijo que “cuando se autorice la vuelta de la actividad turística comenzaremos a trabajar de inmediato”.

Vago aseguró que “el paseo costero es uno de los lugares más elegidos por los turistas porque permite observar en toda su extensión las playas y la inmensidad de nuestro lago”.

Este paseo comprende unos 600 metros de defensa, iluminación, veredas, parquizado y un espacio recuperado a las playas.

El funcionario destacó que “este espacio cuenta con singular belleza y el marco adecuado para realizar una caminata a la luz del sol, que se refleja sobre el espejo de agua generando una amplia gama de colores”.

“Además, se puede disfrutar de un amplio abanico de propuestas turísticas que van desde un recorrido por todo los campos de producción, turismo rural y de estancias y espléndidos camping y playas”, agregó.

Las plantaciones de cítricos, por sus aromas y su rico colorido, y la capilla Santa Ana, por sus características arquitectónicas, son otros de los atractivos de este pequeño pueblo entrerriano.

La finca El Lago, a sólo tres kilómetros de Santa Ana y a orillas del lago, es uno de los sitios donde se puede disfrutar de estas plantaciones.

La capilla de Santa Ana, fundada en 1901 y que pertenece a la parroquia Villa del Rosario, fue construida con materiales típicos de la región, lo que le otorga una gama de colores y texturas muy llamativas.

La pesca, que se puede practicar desde la orilla o en forma embarcada con guías, es otra actividad que atrae visitantes a este pueblo durante todo el año, sobre todo por la gran cantidad de ejemplares de surubí, patí o salmón que se extraen de las aguas del río Uruguay.

Los paseos en bicicleta por zonas bordeadas por frondosos citrus y verdes de distintas tonalidades es otra de las propuestas de este pueblo entrerriano para realizar durante todo el año.

“También se puede alquilar kayaks y desarrollar excursiones náuticas por el lago, dos actividades que cada año tienen más demanda por parte de los visitantes”, destacó el director de Turismo local.

El Turismo Rural, ideal para los visitantes que quieran descansar, cuenta con múltiples opciones en Santa Ana, donde hay varios establecimientos en los que se presta este servicio turístico.

El museo y centro cultural Salto Grande, que atesora una colección fotográfica de los orígenes hasta la actualidad de la construcción de la represa hidroeléctrica y maquinarias y elementos utilizados en el proceso de construcción y explotación de ese complejo, es otro de los atractivos de la región.

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