A pesar de aún sentir los efectos de la pandemia de Covid-19, el FMI ha elevado a 4,1 por ciento su pronóstico de crecimiento regional para 2021.
Las economías de América Latina y el Caribe comenzaron a revertir la devastación económica inicial que dejó la COVID-19 a comienzos de 2020. Pero el recrudecimiento de la pandemia a finales de ese año amenaza con frustrar una recuperación que ya es desigual y con agravar los enormes costos sociales y humanos.
Tras la fuerte contracción en el segundo trimestre del año pasado, la veloz recuperación en el tercer trimestre superó las expectativas en algunas de las economías más grandes, como Brasil, Perú y Argentina.
Por ese motivo, el FMI ha elevado a 4,1 por ciento su pronóstico de crecimiento regional para 2021 (en Octubre había reportado un 3,6 por ciento), en vista de los resultados más sólidos de lo previsto en 2020, la expectativa de que se amplíen las campañas de vacunación, las mejores perspectivas de crecimiento para Estados Unidos y el aumento de los precios de algunas materias primas. Se espera que el crecimiento se acelere más adelante en el año.
Riesgos para la recuperación
Los costos sociales y humanos de la pandemia han sido enormes, y hacen que se cierna un gran sombra este pronóstico. Se estima que más de 17 millones de personas han entrado en una situación de pobreza. El empleo permanece por debajo de los niveles previos a la crisis y es probable que la desigualdad haya aumentado en la mayoría de los países. Más de 18 millones de personas han sido infectadas, y la cifra de muertos asciende a medio millón.
La incapacidad para contener las nuevas infecciones, la imposición de nuevos confinamientos y el consiguiente cambio de comportamiento de la gente supondrán, en suma, un lastre para el crecimiento. Una recuperación más débil en los mercados laborales infligiría un daño social más permanente. Un cambio repentino en la actitud de los inversionistas internacionales podría generar presiones sobre los países que adolecen vulnerabilidades fiscales y externas. Por el lado positivo, la eficacia de las campañas de vacunación y contención de la pandemia, que cuentan con el firme compromiso de la mayoría de los países, y un apoyo fiscal adicional, sentarían las condiciones para una recuperación más rápida.
Recuperación a distintos ritmos
El pronóstico agregado oculta importantes diferencias entre los países. El crecimiento para este año ha sido revisado al alza en Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, pero a la baja en la región del Caribe, de 4 por ciento a 2,4 por ciento, dado que la reanudación de las actividades de viajes y turismo, vitales para la región, ha tardado mucho más de lo previsto.
No obstante, la plena recuperación está aún muy distante. Según el pronóstico, el producto de la región retornará a los niveles previos a la pandemia apenas en 2023, y el PIB per cápita lo hará en 2025, es decir, más tarde que otras regiones del mundo. La crisis ha repercutido desproporcionadamente en el empleo, y las pérdidas se han concentrado sobre todo en las mujeres, los jóvenes y los trabajadores informales y menos cualificados, y los indicadores sociales están dando cuenta de ello.