Los corredores de la Ruta Azul, Ruta 40 y Corredor del viento ofrecen la belleza paisajística de la Patagonia infinita y la historia que tallaron los pioneros inmigrantes que se puede contemplar en opciones de turismo rural imperdibles a tono con la tendencia de motivación en viajeros que buscan la naturaleza, los espacios abiertos, turismo aventura, eco turismo, cultura e historia.
Junto al océano o al pie de la cordillera y también en el corazón de la estepa y la meseta patagónica, Santa Cruz despliega un sin fin de atractivos pero la clave para conocer la historia rural está en sus estancias.
Historia de navegantes y campos convertidos en Eco Lodge
En la estancia Cerro El Paso, en Puerto Deseado, es posible conocer el trabajo de un siglo atrás cuando los “carreros” llegaban con sus fardos de lana y se cargaban en las embarcaciones que luego exportaban la lana.
Es aquí, donde se conjuga la naturaleza única de la reserva Natural Ría Deseado, que abarca a la formación geográfica más curiosa del continente por cuando el Océano ingresa durante 42 kilómetros siguiendo el cauce abandonado del río y sumergiéndose hacia el corazón del territorio. La gran biodiversidad que concentra en cuando a la avifauna que atrapa al visitante habido de observar especies, guarda la mística de aquel naturalista inglés que pasó la navidad de 1833 acampando en este mismo sitio: Charles Darwin.
Hoy, una remada en kayac, un treckking y la experiencia de conocer esta estancia llevan a comprender que un turismo sustentable es posible. El paisaje está idéntico a cuando llegó el naturalista inglés. Pero, además, guarda alguna historia del líder de las huelgas de los peones laneros de 1921, José Fondt “Facón Grande”, porque dicen que este campo le perteneció hasta que cambiar de dueños y llegar a los propietarios actuales que le imprimen el sello de eco turismo al establecimiento que munidos de paneles solares, recupero del agua de lluvia y reconversión de las guas grises, permite sustentar la vida de campo austera pero con estilo chic, a esta altura del mapa en el Eco Lodge “Campamento de Darwin”.
La guerra del guano
Las distancias en la Patagonia se miden en tiempos, dicen los amantes de las travesía cuando llegan a la Patagonia. Y cerquita de la Capital Histórica de la provincia, la ciudad de Puerto Santa cruz está el portal de acceso del primer Parque Nacional costero del país: Monte León, que debe su nombre a la formación geológica de acantilados característicos del litoral marino costero patagónico pero que en esta zona, y en este lugar, dibujó durante siglos el perfil de un león, recostado sobre la playa aunque el tiempo, el viento, el mar lo erosionaron, pero la impronta y su estirpe se mantienen ante los ojos de los visitantes y locales que buscan la imagen de la Patagonia infinita junto al mar.
La construcción original que sirvió de “casco” es un atractivo por su diseño simple de la típica estancia patagónica y justo ubicado enfrente, el galpón de esquila de más de un siglo reserva la historia lanera de la región.
Los senderos autoguiados en el interior del Parque de más de 60 mil hectáreas y más de 30 kilómetros de costa, permiten practicar la observación de avifauna.
Pero hay un dato de la historia que hace a Santa Cruz, a la Patagonia y a la Argentina y se conoció como “La Guerra del Guano” por cuando la Isla León a 200 metros de la costa, alberga a una colonia de Cormoranes y desde mediados del siglo XIX hasta entrado el siglo XX fue el guano una producción utilizada como fertilizante de los suelos por su riqueza en nitrógeno, fósforo y potasio para favorecer la agricultura.
Fue considerado el único yacimiento de guano de Sudamérica y tan sólo entre 1933 y 1960 los registras indican la extracción de 10 mil toneladas de guano.
El guano, junto con la grasa de lobos marinos también se extraía en esta zona, y como testigo aún los restos de una factoría, hubo una población de hasta 10 mil individuos, hoy quedan 400 y desde que es un área protegida la población está en franco recupero.
Lo cierto es que isla del guano estaba unida al continente con cable carril de acero según estableció en sus trabajos de investigación el arqueólogo Carlos Gradin y los peones debían trepar una escalera de 30 metros para cargar las bolsas con este material que luego se trasladaba en una “zorra” volante y se llevaba hasta Puerto Santa Cruz.
Pero lo curioso, además de todo, fue el dato de la historia de que el permiso de explotación de guano fue firmado 1876 con el antecedente de que la armada chilena desde el Estrecho de Magallanes desde 1843 se tiene registros de la pretensión de manejar esta producción y accedían hasta la desembocadura del río Santa Cruz.
En aquel año, 1876, el barco francés Jeanne – Amélie es sorprendido en la desembocadura del río Santa Cruz por la corbeta de la Armada Chilena Magallanes con clara actitud de interceptarlo, hecho que señala la historia con la intención de apresar a la nave gala que transportaba guano con autorización de Buenos Aires,
Dos años después, la corbeta chilena Magallanes, se apodera de otro buque, esta vez estadounidense, el Devonshire cuando cargaba guano con licencia de Buenos Aires, y es el conflicto en el que intervienen el Teniente de Marina Carlos María Moyano e informa del atropello chileno. El gobierno del entonces presidente Nicolás Avellaneda, envía un buque de guerra hacia la boca del río Santa Cruz al mando del Comodoro Luis Py y el hecho trasciende en los capítulos de la historia como “la Guerra del Guano” mientras que forma parte de las bases para las resoluciones territoriales que marcan los primeros hechos de soberanía argentina en la Patagonia Austral.
Más allá de la historia de navegantes, corsarios, piratas e inmigrantes, en Monte León el magnífico paisaje infinito que describe la costa de acantilados que se corta abruptamente junto al mar brinda un magnetismo a los viajeros exigentes que eligen las travesías por estos territorios inhóspitos y aman la naturaleza en estado puro.
Una estancia, un siglo y una familia.
En el Parque Nacional Los Glaciares, además de todos los recorridos que se pueden realizar, caminando por las pasarelas, siguiendo los senderos por los bosques, sobre el hielo eterno y hasta remar en Kayac o navegar en la superficie del Lago Argentino, desde El Calafate, también se puede visitar con reserva previa, la Estancia Nibepo Aike que permanece en manos de sus dueños originales, hoy la familia Jansma.
Lo interesante para quienes quieren conocer el alma del turismo rural patagónico es que aquí la producción ganadera entre ganado ovino y bovino se destaca porque la cabaña Hereford trabaja con genética y se distingue en la Argentina.
El ordeñe, la destreza criolla y la esquila son apenas una parte de la gran tarea que se desarrolla en el campo mientras que, en el casco de la estancia, en los ambientes originales se mantiene el piso de madera y el diseño interior con materiales nobles y un ambiente cálido y Patagonia que sorprende a los viajeros exigentes.
Su historia se remonta hacia principios del siglo XX cuando el croata Santiago Peso llega a la Argentina y se instala a esta altura del mapa en tierras fiscales en el Brazo sur del Lago Argentino y funda la estancia La Gerónima. En 1925 en un viaje a Rio Gallegos, conoce a quien fue su esposa, María Martinic y tienen un hijo varón que fallece de niño y tres hijas mujeres: Radoslaba (Nini); Angela (Bebe) y María (Porota).
Peso fallece en 1938 pero María sigue adelante con las administración de la estancia con la participación de sus hijas mujeres a quienes homenajea en 1947 y le cambia el nombre al establecimiento llamándolo NIBEPO AIKE, con las iniciales de los sobre nombres de las mujeres y el vocablo de lengua tehuelche que significa “Lugar”.
Hoy, la cuarta generación de la familia continúa con este legado y es el hijo de NINI y el mendocino Juan Enrique Jansma, Adolfo, quien continúa con esta producción y una apertura turística que permite a viajeros de todo el mundo y a los santacruceños en especial junto con los argentinos que buscan lugares únicos, este rincón donde el exigente trabajo de campo en tierras inhóspitas se despliega en un marco paisajístico como el que ofrece el Parque Nacional Los Glaciares.
Estancia la Ascención
El norte santacruceño, tiene una Ruta Escénica que es la vanguardia para los amantes de las travesías: LA Ruta 41. Desde Lago Posadas hasta Los Antiguos despliega un recorrido que circula entre la Cordillera de Los Andes y el Corredor de la Ruta Nacional 40.
Pero es muy cerca de la localidad de Los Antiguos, Capital Nacional de la Cereza; de la Localidad de Perito Moreno, Capital Arqueológica Nacional y donde se relatan diez mil años de historia, en Cueva de las Manos, Hoy Parque Provincial y Patrimonio de la Humanidad.
Entre estas bellezas y tesoros patrimoniales, se luce una de las áreas protegidas más nuevas de la Argentina: Parque Nacional Patagonia, mientras que en su principal portal, la Estancia La Ascención, es una cita con la naturaleza y la historia. Aquí, un siglo atrás, la cría de ovejas fue un polo productivo y motor de esta región que hoy se puede recorrer a través del galón de esquila original, la “Matera” y diversas instalaciones rurales. Pero su cercanía con la costa del Lago Buenos Aires y las lagunas de altura en la meseta donde anida la especie protegida el Macá Tobiano le imprimen un valor supremo al momento de elegir descansar y conocer un lugar único en la Argentina.